jueves 18 de abril de 2024 - Edición Nº4344
Infonoroeste » Regionales » 13 ago 2017

PASO 2017: Una elección sin internas, pero con mucho en juego

En Buenos Aires habrá un condimento extra: con casi el 40% del padrón nacional, aquí se definirá el resultado simbólico de la elección. Es decir, aunque el oficialismo obtenga una victoria a nivel nacional, difícilmente podrá instalarla como tal si sufre un traspié claro en suelo bonaerense.


Las elecciones Primarias que se celebran hoy serán, a raíz de la ausencia de disputas internas en las principales fuerzas políticas, una encuesta casi perfecta de los comicios de octubre, en los que se definirá buena parte del escenario político-institucional de los próximos dos años.

Desde una mirada estrictamente legal, los resultados de esta noche no dirán demasiado, puesto que el único objetivo de las fuerzas en contienda es superar el piso del 1,5% requerido para ser parte de la grilla de largada del 22 de octubre. Sin embargo, a nivel político habrá mucha tela para cortar. ¿Qué se pone en juego entonces? Un primer análisis podría dividirse en dos planos: uno enfocado en el proceso de reacomodamientos en la disputa por el poder, y otro en el nuevo equilibrio de fuerzas que podría surgir, y su impacto en las decisiones del Gobierno.

En Buenos Aires habrá un condimento extra: con casi el 40% del padrón nacional, aquí se definirá el resultado simbólico de la elección. Es decir, aunque el oficialismo obtenga una victoria a nivel nacional, difícilmente podrá instalarla como tal si sufre un traspié claro en suelo bonaerense. Menos aún si cae frente a Cristina Fernández. En este escenario, no obstante, la diferencia moldeará el título del día después: en el oficialismo afirman que, si es poco, podrán remontarlo.

Nuevo mapa político

La gran encuesta nacional de este domingo entregará una primera definición, difusa todavía, de los nuevos (o no tanto) liderazgos que dominarán el escenario político los próximos dos años. Sin embargo, este análisis no surgirá de una lectura antinómica, al contrario de lo que la estridencia de las PASO parece sugerir, sino que será producto de las hasta ahora silenciosas disputas que se libran al interior de cada partido.

Es decir: el resultado podría determinar, antes que un gran ganador global, reacomodamientos al interior de las principales fuerzas en disputa, que groseramente podrían resumirse en el partido de Gobierno y las tres (o quizás cuatro) variantes del peronismo. Paradojas de la política argentina: unas PASO sin Primarias formales terminarán definiendo, en última instancia, la situación interna de cada partido.

En Cambiemos, los resultados podrían confirmar la consolidación de la “mesa chica”, dominada actualmente por Mauricio Macri, Marcos Peña, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Emilio Monzó, mira con interés: es un armador clave, vaqueano del territorio bonaerense que fue excluído de la campaña. También cabría de esperarse modificaciones ministeriales.

En el peronismo, en tanto, el panorama es complejo, como cada vez que le tocó ser oposición. La pelea de fondo, a simple vista, parece librada entre la expresidenta Cristina Fernández y la “Liga de los Gobernadores”, peronistas que controlan las principales provincias no oficialistas. Un resultado favorable a CFK en Buenos Aires le dará aire para reclamar que se le devuelva el liderazgo del peronismo, vacante desde su alejamiento del poder. Una derrota, sin embargo, podría enterrar definitivamente al kirchnerismo y abrir un proceso de renovación con final incierto.

Ese escenario es el esperado por los “liguistas”, donde sin embargo no todo es armonía: los gobernadores Juan Manuel Urtubey (Salta) y Juan Schiaretti (Córdoba) debaten también el liderazgo de ese espacio: quien salga mejor posicionado en las elecciones, estiman, tendrá el mandato de reorganizar al peronismo nacional.

La incógnita se cierne sobre lo que podría denominarse el tercer polo de poder del peronismo: qué harán, Sergio Massa y Florencio Randazzo ¿Podría haber un acercamiento?

La convivencia institucional

La interna de los gobernadores podría simplificarse así: quien controle la mayor cantidad de senadores se erigirá como el principal interlocutor de Mauricio Macri, quien seguirá dependiendo de ayuda externa para avanzar con las reformas que planifica.

En el Gobierno saben que el grado de esa dependencia está directamente relacionado con el resultado electoral. Aún en los pronósticos más optimistas no logra quórum propio en el Congreso. La relación con los gobernadores (y con sus senadores, a través de ellos), será clave en ese aspecto.

Una victoria de CFK, sin embargo, podría modificar dramáticamente el tablero: un retorno triunfante de la expresidenta al Senado podría hacer dudar a más de un peronista sobre su alineamiento futuro, e impactaría en el comportamiento de los gobernadores hacia la Presidencia.

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