La actividad económica (EMAE) creció en julio un 0,6 por ciento interanual según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos. Sin embargo, en lo que va del año, acumula una caída de 2,1 por ciento.

El alza se produjo antes de las PASO y la posterior devaluación del peso y el rebote inflacionaria desde el lunes 12 de agosto, que impactarán negativamente en los índices de actividad de este mes.

La producción agropecuaria -con un incremento interanual de 20,1 por ciento- y, en menor medida, la minería, permitieron cerrar julio en alza respecto de igual mes del año pasado. En cambio, hubo retrocesos en rubros como la pesca, la industria manufacturera, construcción, comercio minorista y mayorista, y hoteles y restaurantes, entre otros.

En el desagregado sectorial e interanual, la intermediación financiera fue, otra vez, el rubro más golpeado, con una caída de 13,9 por ciento.

La actividad que nuclea la tarea de los bancos, las entidades reguladas, las casas de cambio y las aseguradoras, presenta, desde hace meses, un derrotero negativo. Sobre todo cuando se lo compara con los registros del año pasado cuando, pese a que la crisis financiera estaba presentando sus primeros síntomas, el sistema financiero gozaba de muy buena salud.

En junio, esa medición del EMAE había dado negativa en - 0,4 por ciento; en mayo se había mostrado plana, con 0,0 por ciento; en abril había experimentado una suba de 0,5 por ciento, mientras que en marzo la caída había sido de -1,2 por ciento.

A finales de julio, y antes de la devaluación luego de las PASO, los analistas de la plaza financiera incluidos en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) estimaron que el Producto Bruto Interno Bruto (PBI) caerá 1,9 por ciento este año.