viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº4324
Infonoroeste » Regionales » 28 feb 2020

Opinión

La deuda social no se puede “reperfilar”

Escribe el Lic. Santiago Aguiar, Economista, Frente Renovador Junín.


 

Nadie discute hoy en día que nuestro país se encuentra atravesado por una crisis económica profunda y ahogado en una deuda pública impagable, que necesita imperiosamente del éxito del gabinete económico de Alberto Fernández para lograr un mejoramiento en las condiciones con los acreedores que permita reestructurar los compromisos financieros hacia un sendero de vencimientos sustentable. El modo y el acuerdo estarán por verse, de hecho ríos de tinta y miles de opiniones invaden a diario periódicos y portales especializados (algunos no tanto…), especulando con “canjes”, “quitas”, “reperfilamientos”, “default”, etc.

 

No menos cierto, aunque pocos grandes medios aborden el tema, es que Argentina tiene que resolver otra deuda quizás mucho más importante y urgente como lo es la “deuda social” que se ha acumulado exponencialmente estos últimos años. Ese compromiso con los que más sufren que no puede, ni debe ser ignorado y mucho menos es susceptible de canje o reprogramación alguna.

 

En este sentido hace pocos días se conoció el informe de “La pobreza más allá de los ingresos. Nuevo informe sobre pobreza multidimensional 2010-2019” elaborado por el Observatorio de Deuda Social Argentina de la UCA. Este informe trata de avanzar un poco más allá en la medición de la pobreza en nuestro país hacia un enfoque multidimensional, dejando atrás la pobreza definida solamente por ingresos como lo hace el INDEC (medido por la Canasta Básica Total, hoy en $40.000 mensuales para una familia de 2 adultos y 2 menores).

 

En efecto, incorpora al análisis las carencias en 6 dimensiones adicionales al ingreso monetario de las familias, como lo son: Alimentación y Salud (inseguridad alimentaria, cobertura de salud), Servicios Básicos (acceso a agua corriente, cloaca y energía eléctrica), Vivienda Digna (Hacinamiento y precariedad habitacional), Medio Ambiente (presencia de basurales, fábricas contaminantes, etc), Accesos Educativos (Inasistencia de niños, rezagos educativos de niveles primario y medio para mayores), Empleo y Segurida Social (afiliaciones al sistema de seguridad social).

 

Los resultados del informe son alarmantes y ponen de manifiesto el tremendo deterioro que sufrieron todas las variables sociales desde 2015 hasta finales del 2019. En ese sentido la definición de pobreza multidimensional que mide el citado informe se determina por la carencia monetaria (pobres por ingreso) y con al menos una privación no monetaria de las descriptas anteriormente. De esta manera, la pobreza multidimensional en Argentina saltó del 27,2% en 2015 al 37,5% en 2019, afectando en la actualidad a 15,8 millones de personas, con el agravante que para los jóvenes menores a 17 años este ratio alcanza el 54,8% habiendo crecido casi 15pp en tan solo 4 años.

 

El informe también mide el avance de la pobreza estructural de aquellas familias que presentan además de la insuficiencia de ingresos, carencia en 3 o más dimensiones. Así, el dato avanzó del 15.9% de las personas que viven en aglomerados urbanos hacia fine de 2015, al 21,4% en 2019. 

 

Quizás el dato más importante y revelador de la pobreza más profunda que vive hoy la Argentina es el de la inseguridad alimentaria severa, esto es, familias que han reducido de manera involuntaria la porción de comida y/o vivieron frecuentemente experiencias de hambre. Estos datos muestran que esa cifra saltó del 5% al 7,4% de los hogares durante 2018 y 2019 producto del proceso inflacionario que disparó el precio de los alimentos y pulverizó el consumo en términos generales.

 

Así es que, según este informe de las UCA, en nuestro país aquellas familias cuyo principal aportante de ingresos se encuentra en los estratos más vulnerables o tienen empleos del sector marginal, presenta 5 veces más posibilidad de encontrarse en situación de pobreza multidimensional que los estratos medios o superiores.

 

Solo a partir de comprender bien este panorama es que se puede entender la necesidad de las políticas de solidaridad social que han sido llevadas hasta el momento por el presidente Alberto Fernández y la importancia de proveer de ingresos inmediatos a los sectores sociales más vulnerables de la sociedad a través del sistema de seguridad social, las tarjetas alimentarias, etc. Al menos como paliativo para la urgencia de un país que necesita de todos para retomar la senda del crecimiento y poner a andar el círculo virtuoso de la producción y el empleo.

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