Javier Carpinella, propietario de un corralón en la ciudad de Junín, afirmó que durante enero –al igual que diciembre- la actividad mermó y sintieron la caída en las ventas. “Hemos sentido la caída de la actividad, la construcción cayó porque no hay proyectos importantes, obras grandes, y el costo fijo del negocio está matando a las PYMES”.

En declaraciones a Radio Junín, el propietario de la PyME aseguró que “la rentabilidad es muy poca, pero sucede en la industria, en la construcción, lo textil, el comercio, todo el mundo está padeciendo los aumentos. No vemos un cambio grande para este año”, graficó.

También dijo que no se vislumbra que haya obras grandes para este año. “Esperamos todos que la cosecha sea buena para inyectar la producción e invertir. A la gente no le conviene construir porque hay tasas altas y a los empresarios les conviene entrar en la rueda financiera antes de que apostar a la producción o a la construcción”.

La PYME de la familia Carpinella cuenta con 14 empleados y según relató, le cuesta cada vez más afrontar los gastos de todos los trabajadores.

“Menos ventas y presión fiscal, más el gasto de las tarifas, el combustible, las tasas, todo suma y se hace un coctel tremendo difícil de afrontar”, sostuvo Carpinela.

El 2018 fue un año de retroceso para la actividad industrial y de estancamiento para la construcción. Los datos de diciembre marcaron para las fábricas un derrumbe de 14,7% y una baja en las obras tanto públicas como privadas de 20,5%, según informó el Indec.

La industria manufacturera fue así uno de los sectores más perjudicados por la recesión económica, ya que acumula ocho meses consecutivos con una caída en su actividad. El dato de diciembre (-14,7%), fue el peor desde junio de 2002, cuando había sido de 15,7%.