Muchas veces el deseo de que algo suceda o de que alguien a quien respetamos y admiramos sea reconocido nos genera confusión.  En la Argentina no hay ningún dirigente- político, obrero, empresario, estudiantil, social o de cualquier otro estamento- que no vindique a José de San Martín o a Manuel Belgrano por sus acciones en favor de la Patria, sus valores, su humildad, su entrega.

Esa valoración de estos indiscutibles próceres que cualquiera de los dirigentes haga, sin embargo, no nos provoca un cambio de opinión acerca del personaje que la emita. Seguramente hasta nos sintamos incómodos con alguno que tenga el atrevimiento de compararse o comparar a su referente político -con poco mérito- con San Martín o con Belgrano (lamentablemente ha sucedido).

Los desarrollistas admiramos a Arturo Frondizi y a Rogelio Frigerio por sus valores y su honestidad, pero fundamentalmente los admiramos por su capacidad de análisis de la realidad de la Argentina, del mundo, y su propuesta revolucionaria de proyectar el Desarrollo de la Argentina y su inserción internacional. Fueron incomprendidos por una porción importante de la sociedad en el momento que les tocó gobernar y después. Muchos, aún, no los entienden hoy y hacen un relato tendencioso y falaz sobre sus actos de gobierno y sus posturas.

El paso de los años ha provocado en otra porción social -de un variado arco ideológico- una reivindicación de su gobierno y de su concepción de la Argentina. Dentro de quienes lo han reivindicado, y lo mencionan como ejemplo, hay algunos dirigentes políticos que- no me caben dudas- jamás seguirían un camino que se asemeje al de Frondizi y Frigerio.

Son defensores del “Mercado” como único eje de decisión de la Economía, con lo que hay una clara contradicción, un antagonismo explícito del papel que los dirigentes desarrollistas le otorgan al Estado para marcar las prioridades de inversión – Petróleo, gas, energía, petroquímica, Química Pesada, Acero, industrialización-que se deben tener para lograr cambiar la estructura del Aparato Productivo de la Nación en post de un Proyecto de Desarrollo.

Tampoco condice el reinado del Mercado con la concepción de integración geográfica que propició Frondizi a través de la generación de Polos de Desarrollo en cada una de las regiones de la Argentina y la actualización de la red de comunicaciones carreteras, ferroviaria, aérea y fluvial.

Algunos amigos que comparten las ideas desarrollistas, deseosos de que alguien lleve adelante las banderas que nos identifican, en su entusiasmo por escuchar la mención de sus líderes como ejemplo, se esperanzan con  estos dirigentes , sin percibir éstos llevan un rumbo errático que nunca conducirá al Desarrollo de la Argentina.