La capacidad del Kirchnerismo, la variante más furiosa del Peronismo según un reconocido ex ministro, para encontrar y señalar culpables es inigualable.
Hagamos un repaso rápido: 

A pero Macri, El FMI, EEUU, los formadores de precios, el campo, los medios hegemónicos, la pandemia, la oposición, los funcionarios que no funcionan, últimamente los movimientos sociales y hasta el presidente.

A este listado, que no tiene la ambición de ser completo, sumamos ahora a la última estrella:

A pero Guzmán y su herencia maldita.

El niño estrella repatriado de Columbia entrenado y apadrinado por el “admirado” Joseph Stiglitz, cuando digo admirado me refiero a Cristina, Alberto y el mismísimo Papa Francisco, abandona el barco en medio de una tormenta, un tornado, un ciclón, un vendaval, una tempestad o, menos literario, un gran quilombo de déficit, deuda, inflación, recesión, etc

Claro está, que después de tantos villanos, indignos, miserables y ruines, los responsables permanentes son el Presi, la Jefa y el equilibrista. 

Ahora llego la griega, potencialmente una nueva futura culpable y responsable? 

La ministra se encuentra con una situación financiera, económica y social explosiva, a lo que se suma un vacío político generado por un presidente que gobierna poco, una Vice que no quiere hacerse cargo de ningún costo y el tercer socio que suele mostrarse más afuera que dentro del gobierno. 

La deuda que crece de manera geométrica, el déficit que en el horizonte parece agravarse, la inflación descontrolada, la emisión imparable, las provincias ávidas de recursos en algunos casos sin justificación, los gremios amigos haciendo malabares entre el gobierno y sus representados, los movimientos sociales copando la calle y en las últimas horas los reclamos de la iglesia.

Casi sin margen la ministra da mensajes contradictorios, no es para menos, tiene que calmar a los mercados, debe buscar la aprobación de Cristina, dar respuesta a los empresarios, gremios, movimientos sociales y otros movimientos que representan distintos tipos de gastos, todo con un cepo tributario, fruto de una fuerte presión fiscal y una gran debilidad política.

Sin dudas, más allá de sus capacidades y trayectoria, mas allá de sus intenciones y compromiso, será difícil para la griega lidiar con este verdadero presente griego, con el que parece deberá jugar sin los amiguitos del barrio K.