Análisis
Reformas en el nivel secundario
Por Natalia Quintana y Diego Martínez. Consejeros Generales de Cultura y Educación. UCR – Juntos.
El gobierno de la provincia de Buenos Aires ha iniciado una serie de reuniones denominadas “Conversaciones Pedagógicas” para modificar el Régimen Académico del nivel Secundario. Por lo tanto, y ante comentarios públicos realizados por el Director del Nivel resulta conveniente realizar algunas consideraciones preliminares.
1.- Hay una coincidencia en todos los sectores vinculados a la educación obligatoria que los desafíos más complejos se concentran en el nivel secundario. Básicamente porque en este nivel hay marcadas dificultades en la trayectoria educativa de nuestros alumnos. En base a los datos oficiales disponibles en el Relevamiento anual, en relación a la matricula por año de estudio, se puede observar que en 2013 iniciaron en primer año de secundaria 283.620 alumnos, esos alumnos trasladados al 6° en 2018 dan una matrícula de 159.134. Sin considerar la sobreedad de los alumnos se puede inferir que 124.486 (el 42,29%) de los alumnos ha tenido dificultades en su trayectoria escolar. Los datos históricos demuestran que casi el 50% de los alumnos tienen algún tipo de dificultad vinculado a la repitencia o el abandono durante todo su ciclo de escolaridad en el nivel.
2.- El nivel secundario empezó a ser obligatorio desde el año 2006, eso nunca resolvió la trayectoria de los alumnos con más dificultades o de las familias con vulnerabilidad social. A partir del año 2018 se implementó un Plan de terminalidad denominado FinEs, una propuesta para quienes tenían trayectorias interrumpidas. Este plan es complementario a la educación secundaria de adultos (CENS) que funciona desde hace más de treinta años en instituciones educativas. FinEs como plan de terminalidad debería haberse implementado por una década para luego dar lugar a nuestra tradicional secundaria de adultos. Sin embargo, FinEs mantiene matrícula por el desgranamiento de secundaria, es decir una inadecuada solución a un problema tan relevante. Si consideramos la cifra del punto anterior, de un desgranamiento de la matrícula de 124.486 alumnos, hay un correlato importante en FinEs, cuya matrícula aumenta de 68.195 alumnos en 2018 a 97.715 en 2019, en paralelo a la matrícula de CENS de 128.902.
3.- El nivel secundario tiene una complejidad estructural, sus alumnos son adolescentes o jóvenes, es el nivel de mayor autonomía de los estudiantes y resulta fundamental que ellos perciban o sientan que la escuela tiene sentido, que es estratégica para sus posibilidades de desarrollo y para la construcción de su proyecto de vida. La historia reciente demuestra que ese interés resulta trascendental para garantizar su obligatoriedad.
4.- Otro problema estructural de la escuela secundaria es la composición de los equipos docentes. En primer lugar por la cantidad de materias que cursan los alumnos, lo que implica una dispersión de docentes con escasa carga horaria en el aula. Además, esto dificulta el rol del equipo directivo, especialmente con muchos docentes con poco tiempo en las escuelas, resultando muy difícil encontrar el espacio para dialogar y trabajar con ellos. Hay que recuperar el formato de concentración horaria. Como fue propuesta mediante Resolución RESFL-2018-4636-GDEBA-DGCYE.
5.- Los docentes necesitan un tiempo para planificar, coordinar y evaluar. Es indispensable trabajar con Aprendizaje Basado en Proyectos, donde se vinculen las materias y articulen saberes a partir de un tema / proyecto de interés para los alumnos. Debería ponerse en valor el trabajo realizado en Escuelas Secundarias Promotoras que fue desarticulado sin ninguna explicación en 2020. La escuela secundaria debería ser el motor del proyecto de vida de los jóvenes.
6.- Durante casi dos ciclos lectivos se suspendió la presencialidad, se estableció un currículum prioritario y se suspendió la calificación numérica. Hemos discutido mucho acerca de las consecuencias de estas medidas, es inaceptable que pensemos en mantener al nivel secundario en esa condición. La calificación numérica existe en el nivel primario y en el nivel superior y universitario, los alumnos tienen una continuidad pedagógica y eso da cuenta del formato para la evaluación que debe ser coherente y consistente.
7.- Antes de discutir el régimen académico es necesario adecuar el diseño curricular y definir nuevas estrategias para el nivel con contenidos actualizados y vinculados al mundo del trabajo y del conocimiento.
8.- Repitencia. Está demostrado que la repitencia no mejora la trayectoria educativa de los alumnos, eso no quiere decir que puedan establecerse mecanismos que resulten de utilidad para algunos estudiantes en determinadas circunstancias. El análisis del tema debe ser en un contexto global sobre el funcionamiento del nivel. Es fundamental recuperar la palabra del docente como profesional de la educación, impulsar la capacitación en función de los estudiantes que tenemos y las necesidades del mundo en que vivimos.
9.- El objetivo central para el nivel secundario debe focalizarse en la trayectoria y en los aprendizajes de nuestros alumnos, y debe evitar banalizarse la discusión sobre un tema tan importante para la sociedad argentina.
Es imperioso que discutamos si el nivel secundario está formando hombres y mujeres que ejerzan responsablemente la ciudadanía, y si los estamos preparando para el mundo del trabajo y para los estudios superiores.
10.- Demasiados avatares y dificultades para los alumnos y sus familias, la educación debe ser un espacio de oportunidad y progreso social. Debatamos con responsabilidad y construyamos con claridad y certidumbre los consensos que la escuela secundaria necesita.