viernes 21 de junio de 2024 - Edición Nº4408
Infonoroeste » Regionales » 1 mar 2024

Opinión

Que el insulto y la discriminación no entren al aula

Por Natalia Quintana. Consejera General de Educación PBA, para Infonoroeste.


Quienes pertenecemos al sistema educativo miramos con atención algunas variables, el inicio de clases con los docentes en el aula es un dato importante, que todos los estudiantes puedan llegar a la escuela con los medios necesarios y que las condiciones edilicias para a albergar a los niños, niñas y jóvenes sean aceptables es otra variable que no se puede desatender.

Este año en particular, me surge una preocupación superior, ¿cómo impactará en las aulas la conflictividad social, el alto grado de violencia verbal y mediática que vivimos a diario?.

Como podremos abordar un tema que tiene incidencia directa en el rendimiento escolar de los estudiantes y en el desempeño laboral de los docentes, el Acoso Escolar o Bullying, cuando en la sociedad parece haberse naturalizado modos de relacionarse claramente violentos.

Estamos viviendo desde hace un tiempo a esta parte una escalada de violencia en los medios de comunicación y especialmente en las redes sociales, principal medio de influencia en niños, niñas y adolescentes, que parece haberse naturalizado, donde hay pocas voces denunciando y repudiando esta situación.

El mayor dilema con el que nos encontramos los educadores es el siguiente, desde que lugar, que resulte creíble, vamos a afrontar las situaciones de este tipo que se presenten en la escuela.

Desde el máximo nivel institucional de un país en su figura presidencial, se insulta ofende y humilla a las personas con alguna discapacidad, se burla de las situaciones de abuso sexual en niños, se habilita la denigración a otros por ostentar un poder superior.

Con que herramientas la institución educativa va a abordar las situaciones de acoso escolar cuando parece haber un consenso social donde estos hechos no se visualizan como graves.

Desde hace muchos años el sistema educativo viene trabajando para que sea realmente inclusivo. Todos los niños y niñas tienen derecho a ingresar, permanecer y egresar en una escuela, la inclusión apunta al respeto por la diversidad en las aulas, a derribar las barreras que la sociedad a lo largo de siglos ha ido creando para quien tiene alguna característica diferente. Esto no significa trabajar para que todos sean iguales, es trabajar para que todos accedan a logros desde las diferencias.

Bajo esta concepción es que no podemos permitir que en las escuelas se produzcan situaciones de discriminación, maltrato a quienes por alguna razón estén por fuera de lo que la sociedad denomina “normal”.

Los equipos directivos, de orientación escolar y docentes, se encuentran en un desafío permanente, para abordar estas situaciones que se dan asiduamente en las escuelas, a veces con mayor éxito y otras no tanto, pero que hasta el momento había un consenso social de repudio a esas conductas. Este consenso social, le da valor a la palabra de los educadores, había una relación directa entre el camino que marcaba el docente y lo que estaba “bien o mal” en la sociedad. Lo peligroso de este tiempo es que ese correlato se quebró.

Quienes nos interesamos por estos temas, sabemos las consecuencias en los niños y jóvenes que son víctima de estas situaciones: bajo rendimiento escolar, ausentismo, trastornos de ansiedad, trastornos del sueño, desorden alimentario, conductas o comportamientos antisociales; sabemos que quienes sufren acoso escolar o ciberbullying (acoso digital, por redes) pueden incurrir en consumo de sustancias, conductas autolesivas o llegar a intentos de suicidio o suicidio.

El desafío es que quienes pensamos que la violencia está mal y que causa daños irreversibles, nos hagamos oír. La manera de terminar con el bullyIng y la violencia es abordar el rol de los espectadores y revertir la conducta pasiva. La responsabilidad compartida de los adultos está en la Escuela, pero también en la casa y en las relaciones sociales, condenando los discursos violentos y discriminatorios. Nunca sabemos cuándo le va a tocar a ese ser querido, convertirse en víctima. El respeto fue y sigue siendo la formula adecuada para las relaciones humanas.

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