El anticipo de Máximo Kirchner sobre la realización de elecciones internas en el PJ bonaerense en febrero de 2026 abrió un nuevo capítulo dentro del peronismo del interior, en especial en la Cuarta Sección Electoral, donde conviven intendentes con poder territorial, dirigentes legislativos de peso y referentes históricos del kirchnerismo.
El anuncio no solo marca un calendario partidario: activa la competencia interna en un espacio que todavía busca reconstruirse tras las elecciones que dejaron triunfo provincial y derrota nacional.
En distritos como Rivadavia, General Pinto, Chacabuco, Carlos Casares, Bragado, Tejedor, Alberti e Hipólito Yrigoyen, Leandro N.Alem, el peronismo tiene intendente o referentes de gestión con peso propio, varios de ellos con perfil más tradicional, alineados al kicillofismo y al massismo, con diálogo fluido con la Provincia.
En tanto, en Pehuajó, está con Pablo Zurro el último bastión cristinista duro.
En otros distritos donde el peronismo no gobierna —como Junín, Lincoln, Nueve de Julio, Trenque Lauquen o General Viamonte—, la disputa se trasladará a las estructuras partidarias.
Allí, los referentes locales de La Cámpora y de sectores vinculados al kirchnerismo duro podrían buscar consolidar conducción distrital, frente a sectores del peronismo tradicional o dirigentes territoriales que intentarán mantener espacios de incidencia.
En síntesis, la decisión de Máximo Kirchner pone en marcha un proceso de reordenamiento en toda la Cuarta Sección, donde cada distrito deberá definir su rol en la construcción del nuevo peronismo bonaerense.
Con las internas de febrero de 2026 en el horizonte, los movimientos locales comenzarán mucho antes, marcando un verano político agitado y un año de intensas negociaciones que anticipa la discusión por las candidaturas de cara a 2027.