viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº4324
Infonoroeste » Regionales » 12 ene 2019

Opinión

2018: de las promesas de despegue a la derrumbe del modelo

"Nada salió como lo esperado, según las estimaciones la economía argentina se derrumbó un 2,5% en 2018, dejando el PBI en niveles inferiores a los heredados en 2015 (mucho más en términos per cápita)", graficó el economista del FR Junín, Santiago Aguiar.


 

Sin dudas el año 2018 dejará un sabor amargo en la memoria de muchos, en especial en la de aquellos que confiaron en el despegue del modelo del presidente Macri allá por fines del 2017. Es que en ese momento, aunque parezca lejano para recordar, el “mejor equipo de los últimos 50 años” se animaba a proyectar para el 2018 las variables que consolidarían el modelo Cambiemos y nos alejarían definitivamente del pasado ingrato.

 

Así, con la frente alta y caras llenas de sonrisas, los 4 fantásticos (Dujovne, Caputo, Peña y Sturzenegger) afirmaban que el PBI argentino crecería 3.5%, que la inflación no superaría el 15% anual (límite de paritarias), que el dólar iba estar en $19,3, que el consumo privado crecería 3,3% y la inversión 12%, que la deuda pública representaría solo el 38% del PBI, que el déficit primario del gobierno se reduciría al 3,2% del producto y que gracias a los proyectos PPP (Participación Público Privada) se lograría llevar adelante obras de infraestructura por más de 30.000 millones de dólares.

 

Sin dudas a la postre nada salió como lo esperado, según las estimaciones la economía argentina se derrumbó un 2,5% en 2018, dejando el PBI en niveles inferiores a los heredados en 2015 (mucho más en términos per cápita). La inflación culminó el año alcanzando el 48%, más de dos veces lo proyectado y la marca más alta desde la crisis hiperinflacionaria (la era Cambiemos ya acumula un aumento de precios del 160%). En cuanto al tipo de cambio, la devaluación del año pasado fue del 105%, es decir le erraron al cálculo del dólar por casi $20.

 

Por su parte, la economía real sufrió el efecto de la devaluación y la inflación, pero por sobre todo la política de tasas de interés siderales que llegaron a superar el 70% anual para el BCRA y muy por encima del 100% para los créditos personales y del sector productivo. Tal fue el impacto, que el consumo y la inversión se retrajeron a niveles pocas veces visto, siendo las pymes y las familias los más perjudicados.

 

La deuda pública no fue la excepción, producto de la devaluación y del acuerdo de asistencia financiera celebrado con el FMI (entre otras cosas), nuestro país debe hoy un PBI completo.

 

En cuanto a los proyectos PPP, fue imposible avanzar con un esquema que depende exclusivamente de la capacidad de conseguir financiamiento que tengan las empresas privadas, no solo con bancos locales sino principalmente con instituciones financieras del exterior. Para ellos el mercado se cerró mucho antes que para el país. De hecho el programa financiero del gobierno para 2019 incluye inversiones en obras de infraestructura mediante el esquema PPP por unos 6.000 millones de dólares, una quinta parte de lo esperado para 2018.

 

Hasta acá todos errores de cálculo parecen, pero hay algo que el equipo económico sí cumplió (de hecho sobrecumplió) y es al ajuste fiscal. La pauta de déficit primario establecida en 3,2% del PBI en diciembre de 2017 y redeterminada en 2,7% luego del stand by con el FMI, parece ser el estandarte del gobierno a la hora de mostrar los números de Argentina en el exterior. Así como un CEO se enorgullece en mostrar el estado de resultados de una empresa a la que sometió a un ajuste brutal, Macri y su equipo económico se pasean por el mundo mostrando el sobrecumplimiento de la pauta fiscal que le impuso el FMI. Aún así, no deja de ser un placebo, el déficit financiero del gobierno también incluye los intereses de la deuda pública, compromisos que hay que pagar y que han crecido en forma exponencial los últimos dos años y medio.

 

Es que resulta increíble que el presidente y sus ministros no entiendan que un país no es una empresa y que si la situación de crisis lo demanda de nada sirve perseguir resultados fiscales cuando su gente no llega a fin de mes. La mayor deuda que va a dejar la gestión Cambiemos lamentablemente no es financiera, es una deuda social. La crisis a la que el modelo de ajuste del presidente Macri ha arrastrado a nuestro país se cuenta en el dolor que cada uno de los argentinos que día a día caen en la pobreza, en el aumento del desempleo constante, en las fábricas que cierran, en la pérdida de poder adquisitivo del salario, las jubilaciones, las pensiones y la AUH. De nada sirve un blindaje financiero leonino para garantizar el pago a los acreedores, cuando lo que hace falta es incentivar la producción, el trabajo, el consumo y el desarrollo sustentable del país.

 

Para este año no parece haber cambio de rumbo, de hecho ya se conocieron nuevos aumentos los servicios públicos y la profundización en la política de quita de subsidios, con una gestión que está atada de pies y manos por el cumplimiento de las pautas que garantizan los dólares del acuerdo con el FMI. Para cerrar el contexto, una economía en picada, con una presión tributaria record.

 

Como en la vida, no existe un solo camino, siempre hay alternativa.

 

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